lunes

La vaquerita

Ella cree dulcemente que todo sale siempre bien, muchas veces se le debe decir exactamente lo que tiene que hacer en aquel restaurante. Mesera de ocho por ocho, aunque a veces son más horas. De piel delicada y siempre de cabello recogido. Aquel uniforme rojo de cuadros le sienta muy bien. Aquella chica de sonrisa tierna debe saberse amada de cualquier forma, aunque odie que la toquen extraños con el simple rose de entregar una cuenta. Vaquerita siempre sonríe aunque no tenga suficiente dinero para todos. A ella se le debe explicar lo que quieres o de lo contrario pensará por horas la solución correcta. De aretes pequeños. Vaquerita del Restaurante Intergaláctico en la mitad de la carretera, esa carretera fría bajo el volcán, vaquerita de piel de lunares proporcionados en medida exacta y que forma triángulos. Huele a flores recién cortadas a pesar de sentir la terrible peste a comida combinada. Ella es la chica correcta pero nadie lo ve y más inteligente de lo que no aparenta. La vaquerita del restaurante, de los lunares y uniforme rojo nos recita el menú del día mientras cantamos una canción. Siempre amable y educada recibe instrucciones, automático el sistema. Intergaláctico restaurante a la mitad de la carretera con café bueno y canciones que se pueden cantar. Mesera de olor a flores y uniforme rojo; es aquella postura de chica la que paraliza el lugar mientras mueve su cabeza de lado; toma la orden. Y es feliz en ese restaurante pues sabe que el dinero no es nada y que está ahí apuntando cotidiánamente órdenes mientras escucha cantar a la chica de los ojos grandes. Vaquerita; de risa roja y lunares en forma de flores; es aquella chica del restaurante a mitad de la carretera llamado: Restaurante Intergaláctico.


miércoles

El héroe

De pie aquel hombre ante miles de personas dio la vida sin darse cuenta que el esfuerzo fue en vano, recordado por unos minutos quedó ante la pantalla como un hombre valiente: el héroe.

Y sí, él dio todo cuando nadie quiso hacer nada, cuando todos prefirieron correr -la forma en que la vida respeta el caos-. Él decidió tirarse, sin mas (más). Ahí estaba el hombre (Hombre) tan sólo tuvo que tirarse, nadie más lo hizo, ni lo harán.

Creo esta ciudad es más grande de lo que parece, nadie ve por nadie, no respetamos las señales, los animales atacán sin sentido y la violencia es un tema cotidiano. Pobre hombre aquel héroe que murió.

No había opciones, tuvo que enfrentar aquella pelea ganada, sin protección ni armas: el cuerpo ligero ante otro de semblante gastado. No hubo opción más que empujarse, así fue.

Mientras veo el televisor me imagino el vació que dejó entre su familia, los dejo por una pelea de unos minutos en donde perdió. Tal vez la familia sienta consuelo, coraje o resignación. Un vació que sabe a necesidad y a monedas viejas, la muerte del héroe, su muerte fugaz.

domingo

El científico



Y así me quedaré, en el fondo del mar, en los ojos de un ser que ni siquiera sé si existe. En rutina siempre y acostumbrado a los mismos patrones una y otra vez, encerrado en esta caja de cartón, así es como debe ser todo, pienso en la luz del día que me es desconocido, un laboratorio, un edificio, notas y un poco de mi casa.

Llevo años en mi investigación y parece un círculo vicioso gracias a mi desorden. Dormir con fórmulas, páginas enteras registradas, comparar teorías, revisar consecutivamente aquel párrafo que describe la hipótesis. Un suceso cotidiano puede resolverla; como aquella vez que estuve frustrado por semanas: al estar sentado en un restaurante y ver mesas a mi alrededor me hicieron comprender que lo importante era la relación que guardaba entre las mesas y no entre personas, entedí que existe un patrón repetitivo y entonces pude observar este fenómeno en mi investigación.


En acuerdo he quedado con la vida y debo enfrentar responsabilidades. He creído y mi inocencia me ha hecho pagar. Estoy en casa más triste de como salí. Tontamente me enamoré y ya no estamos en tiempos de sentir amor, una vez más salió mal. Debe ser así mi vida, entregando completamente mi tiempo a la investigación y no peder tiempo. Estar con conocidos como desconocidos y sentirse bien porque uno debe ser feliz, así es como debe ser cada momento, no importa con quien, uno debe sonreír siempre. Por ti, por mí y todos en nosotros.



sábado

Sugar Town

Hopper, Edward: Nighthawks.

Decidimos compatir la noche con dulces en un establecimiento, los dos sentados ante una vista nocturna de árboles y autos de paso. Conversar de libros: mis libros viejos y de tus libros nuevos. Yo de forma antigua y tú tan moderno. Siempre se ha visto todo de la misma forma sólo que ahora es menos viable ciertas situaciones (como la guerra). De burocracia y autores hechos para escribir de esa forma. Algo salado, luego dulce y al final algo más dulce, yo a la inversa e incluso combinado. Análisis médicos y notas del autor. Caminar por tanta azúcar. Y la ciudad era solitaria con un montón de posibilidades pero es mejor platicar en una banca (yo prefiero platicar contigo que salir a que nos manoseen extraños). No me gusta hablar por teléfono. Chistes de médicos (TI) con un toque de ternura y tu risa que me contagia más que los chistes. Sentados mientras chicas esperan a alguien, alguien pide un cigarro y especulamos lo que compran un par de novios a esa hora. Tres dulces y descortesía de no preguntar si querías el último. Un poco de blackberry. ¿Música rota en el camino? Aventuras en el cine y mi poca experiencia, me sonrojo. El mejor "diálogo de la semana" que he tenido y censurado por petición tuya, también un poco porque es mío, tan mío que no lo quiero compartir, y porque ahora resulta que estás apenado. Un cuadro de Hopper pero de tres personas viendo hacia fuera.

Rito

Bajo centinelas esperar el atardecer tibio verde, amarillo y gris brilla, brilla, brilla en la punta. Caminar en línea encontrar las s...