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domingo

No tengo miedo

I

En los últimos días no he parado de pensar en cómo empezamos a cultivar el miedo colectivo, ese miedo que serpentea entre las masas como un virus que no tiene control. Así lo ha dicho Chomsky, Thoreau y (a su manera) Powell. Pero no vengo a hablarte de teoría...

Sabemos que el Estado mexicano tiene la obligación de darnos seguridad y no lo está haciendo, ¿qué pasa? Sólo tienes que observar a tu alrededor para contestar. No estamos seguros, nadie. No sabes si, cada vez que sales de casa, volverás; es un hecho, no estoy infiriendo nada. ¿Qué debemos hacer?

Por los casos tan lamentables que se han vivido en la ciudad, no sólo esta semana, los últimos años, leo y escucho comentarios como "a lo hombres también nos matan", " a nosotros (hombres) también nos violentan", sí incluso son mayoría, pero la violencia que ejercen contra ustedes (hombres) son con otros fines, otros motivos, otras formas; a las mujeres nos están matando por ser mujeres y la forma es previa humillación, con violencia, con odio. Ojalá que tú que estás repitiendo esto (incluso lo he oído de mujeres) no lo vuelvas a decir, por lo menos no enfrente de mí. 

II

Violencia es un palabra que tiene como raíz en su significado de "ejercer una fuerza con valor continuo". No hay forma de detenerla y es repetitiva.

 III

"¿Por qué te vistes así? ¿Quieres que te falten al respeto?" eso me dijo una mujer, hermana de un mejor amigo.

A lo largo de mis años he sido violentada en la calle; desde meros "halagos" (siempre vulgares) hasta tocamientos. Hoy tengo el valor de defenderme, algunas veces me han defendido.

Siempre que pasan estas situaciones, sin duda pienso:

1. ¿Qué orilla a un hombre o mujer a este tipo de acciones? (Porque sí, también me han tocado y ultrajado mujeres).
2. ¿Qué medidas puedo tomar en el momento de ser agredida?
3. Este problema social, ¿cómo puedo erradicarlo?

Parto de la última pregunta. La sociedad es la culpable de estas conductas, sí, y compruebo cada vez que salgo a la calle y debo minimizar mi arreglo personal (ojo: soy una mexicana promedio, no soy escultural ni soy una sensación femenina) desde el maquillaje hasta la ropa que utilizo. Debo calcular qué vestir según el lugar y las personas con las que salgo, hoy he agregado el horario.

México es un país violento, sí, lo es aunque a muchas autoridades parezcan que viven en la ignominia. Todos conocemos un caso de violación, agresión física o psicológica hacia una mujer y somos culpables desde el momento en que dejamos esto en la impunidad. ¿Qué es lo que hace que una persona crea que tiene el poder para poder ultrajar a otra? ¿Qué clase de personas está generando una sociedad que cree que la mujer es un objeto que se puede tocar?  La violencia empieza en casa. 

IV

Siempre me he movido por las ciudades sola, desde que tengo 10 años, mis papás me mandaban sola a la escuela y tomaba el transporte público. He ido a conciertos y viajado sola; son experiencias increíbles en las que aprendes y creces (cuidas lo más importante, a ti misma), viajar en metro, en taxi, caminar sola... salir sola a altas horas de la noche, incluso encontrarme al diablo y comparsas de brujas a las tres de la mañana, creo por eso no tengo miedo.

Yo sóla, ¿quién contra mí?

Hoy me enfrento por primera vez con miedo, pero no puedo vivir sin dejar de ser yo misma, mi vida es el día y la noche, nunca he contemplado dejar de escribir, componer, tocar, estudiar, trabajar, salir a divertirme... ¿Qué pasa si ya no regreso a casa? No se desesperen, seguramente hice hasta donde mis fuerzas me permitieron defenderme. Todo estará bien, no tengo miedo.

jueves

Fiebre

febris, is, f. (ac. -im, -em; abl. -i, -e), fiebre // Febris, la Fiebre (divinidad).




Dicen que la fiebre mata y reconstruye el cuerpo del enfermo. Ayer por la tarde no se si tuve fiebre o sólo estaba en un proceso de reconstrucción; sólo recuerdo el sudor que me recorría mientras trataba de dormir y la luz que se mezclaba con el dolor por la tarde. La fiebre que dilata, envuelve.

Reconocer la belleza, me digo, de la enfermedad y pensar en tu cuerpo como una primera persona por el total control y la conciencia de saber que existes a través del dolor. El dolor como un paliativo de lo que llaman poesía. El llamado de mi yo desde este punto que me pregunta y que se contesta.

Yo desde esta piedra atada y que está condenada cada día, como Prometeo o expuesta como un Matsui.
Desde mi fiebre te escribo para decirte que todo estará bien y que no existe algo más hermoso que querer envolverte entre pétalos, entre la hierba fresca, que corras conmigo en este camino de nieve, que nos lleve una ola.



Yo desde esta piedra inclinada me elevo y te siento. Fiebre, aceites y líquido entrando por mi cuerpo. Un colibrí se posa en mí, se congela, te escribe.


Mandorlas postmodernas tardías

Brandon Corn, baterista de Kiev (2013)
Jonna Lee: n (2012)

Takato Yamamoto: Grotesque (2005)

Carolee Schneemann: Eye Body (1963)

Rito

Bajo centinelas esperar el atardecer tibio verde, amarillo y gris brilla, brilla, brilla en la punta. Caminar en línea encontrar las s...