Es de madrugada y todo está en un tono azul y siento [presagio]. Un gato de mi lado izquierdo emite un sonido desde las entrañas, mirando hacia el lado derecho de mi cama, lo observo y volteo con cierto sigilo. Veo desplegarse en movimientos circulares una tela, gira en círculos flotando sobre el aire, en color carmesí y negro con un baile violento, como un Max Ernst.
Me observa y yo salgo de la cama para prender la luz, no existe. Me observo desnuda, mi cuerpo se ha paralizado y empiezo a pronunciar en una voz distorsionada y lenta mis pensamientos.
La tela me cubre y floto alrededor de ella, me envuelve y escucho un crujir: es el diablo.
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