Side2Side

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,

y que mientras me rieguen de lugares comunes,

ya me encuentre en la tumba,

vestido de esqueleto,

bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Oliverio Girondo

Pensar en la muerte se convirtió en un lujo después de encontrar una nueva generación que ve este acto como una "llamada de atención" perdió su valor y significado. Entonces empiezan las otras alternativas: drogas (legales por supuesto parece que no me conoces), dormir, videojuegos, televisión, internet, cualquier cosa que sea para perder el tiempo. No sabes de dónde va a saltar la liebre. Una casa por un mes. Caminar por una casa nueva es algo peligroso. Una casa muy fría. Una casa pensada para "un hombre".

Tengo como amigos a un francés que es dj, no puedo creer que sea más pequeño que yo. Conduce mi auto, me habla en francés y en un ingles un poco raro. Otro es "Calavera" un señor que hace tatuajes muy extraño (tuvo una caída hace unos meses de un risco y se conduce con muletas). Un irlandés que estudia literatura, platicamos de "James Joyce es a Irlanda como Juán Rulfo es a México", los problemas del "formalismo ruso" con té que él prepara. Un argentino que era tenista hace algunos años "según muy famoso", se la pasa de bar en bar y le gusta Molotov aunque no entiende aún todo lo que dicen. No hay mujeres por alguna extraña razón.

Tengo libros, un diccionario y cosas por terminar. Llaves y trastes que lavar. Las personas te saludan sin conocerte, es agradable, no como en la ciudad. Encontré amigos perdidos y algunos fans. Hay muchos perros. Un mar de egos flotantes. Debo practicar Street Fighter para el torneo de la semana. Ensayar para la gira del adiós de Projekto Cero. Terminar el protocolo.

Tener una doble vida. Ser dos personas y poder reconocer una de la otra. Compartirte con dos ambientes totalmente ajenos, esos mundos que por algún motivo jamas se mezclarán. Dicotomías.