Ayer asaltaron a mi mejor amigo (a punta de un cuerno de chivo) y sentí una angustia enorme. Pensar que no volverás a ver a alguien es una constante en mi ciudad; pensar que las personas desaparezcan y recordar "Pero si la vi en la mañana antes de ir al trabajo" o "Bueno, me voy a trabajar espero volver a casa". Entonces, en qué momento dejamos la tranquilidad de vivir por la de morir en cualquier momento.
Yo existo en un país en el que no puedes salir sola a la calle y ni pensarlo de noche; dos pasos antes que un delicuente y aún así sentirte rebasado por cinco; mejor quedarse en casa porque "es más seguro", "mejor no pongo esta ropa porque me vuelvo vulnerable"; nos aíslamos constantemente, no hablamos con extraños ante el temor de que "sea un cuatro". Todos tenemos contabilizados al menos un familiar muerto por la delincuencia: ¿en qué nos convertimos? De niña no imaginaba un mundo así.
El futuro no es como pensaba y mucho menos como lo dibujan allá fuera: "es sólo una percepción ciudadana", vaya, ahora resulta que vivimos esquizofrénicos.
Aún así no permitiré que me quiten la tranquilidad, a pesar de sentirme en constante alerta. Hoy estoy viva, ¿mañana?
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