Sostuve cada segundo que viví a tu lado, cada palabra de tu boca, cada respiro que me compartías para que duraran en mi memoria. Sostuve cada encuentro como una forma de vivir y que me hacía sentir parte del mundo. Sostuve tus ojos junto a los míos y te sonreía para expresar lo mucho que te amaba. Siempre sentiré por ti un calor tan cercano a la ternura y a la pasión de los animales. Siempre mantendré un mar dentro de mi corazón que sólo pertenece a ti. Siempre recordaré las flores que crecieron entre nosotros, los pajaros que nos mecían y el mar de la madrugada. Siempre recordaré tu risa y la forma en que comías esa última cereza. Fuimos todos los colores de Cai Guo-Qiang, el cielo fue el tiempo.
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