I
-Bueno.
-Hola hablo de la oficina del Sr. C.
-Ah sí, qué tal, dígame...
-Sólo hablo para informar sobre el funeral del arpista.
-No, disculpe...no lo recuerdo...
Sí lo recuerdo, recuerdo que estaba muy cansada pero por el aburrimiento de ese día: acomodarse en un metro cuadrado con kilos de madera y fierros, prueba de sonido, aire, frío, estar lejos de un lugar donde comer, maquillaje y fotos para registro del trabajo... caminé por el parque y vi los cañones, regresé por el camino de piedra y sonaba un arpa... a lo lejos, parecía una grabación.
Un arpa entre césped falso y palmas, luces artificiales azules, todo un espectáculo de plástico. Toque de traje negro, diez agujas afiladas.
Se sentó a mi lado al terminar de tocar, "eres la baterista, ¿verdad?". Asentí y se sirvió un café, me contó la historia del arpa que llevaba ese día: que era de su abuelo y él le enseñó a tocar (nunca fue a una escuela), que su ex novia la aventó en su última pelea, que en una mudanza la dejó (dinosaurio de tal tamaño yo no olvidaría), que tenía un truco para tocar la cuerda cinco, que la última vez que la templaron trataron de robársela.
Recuerdo que cuando terminé de tocar, él ya no estaba.
II
Prendo la televisión y veo una mujer que toca el arpa: "se parece a PJ Harvey". Lo dejo en mute.
III
IV
June Carter y su autoarpa.
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