Karina

Karina vive enfrente de mi casa, es mi amiga, ella es 8 años menor que yo. Ella tiene un bebé de 2 años, lo tuvo a los 16; ella apostó por el amor, el amor de los quince años: puro, sincero, de promesas cumplidas.

Hoy la vi saliendo de su casa, ella cambió y tiene una singular belleza envidiable, una belleza dulce. Los espejos son hermosos cuando reflejas en ellos tu imagen, en esta ocasión no fue así me sentí tan lejana de ella y de su mundo, pero, ella es feliz pues aunque para muchas mujeres es una tragedia ser madre a tan corta edad, ella sonreía al tomar la manita de su bebé mientras cargaba una bolsa sumamente pesada. Sonreía y el viento le bajó el gorro de su sudadera, su cabello flotó.

Su hijo es el resultado del amor que tiene por su ahora pareja; ella es feliz porque esa felicidad solo la da el verdadero amor, ella es feliz y no le importa si una mujer ayer se colgó de un árbol, si un país planea una guerra o leer esto, no, a ella no le interesa mas que su bebé, su nueva vida, su nueva familia.

Ella toma el camión que va al centro.

"Lucía tan hermosa con aquella sudadera y jeans, pensé en lo triste que es vivir en casa sola. La vi tan joven y tan feliz. El viento lleva ritmo en su cabello como las lineas de una hoja pintada de negro sonreía porque el pequeño perro de su casa quería jugar con su bebé, el cual tomaba su mano. Tan hermosa y tan feliz. Cierra la puerta y se da cuenta de la nueva correspondencia, cuentas y más cuentas, las mete arrugadas y sin importancia en su bolsa como no queriendo saber de dinero, no le interesa en lo absoluto. Levanta a su bebé en un esfuerzo cotidiano y él la abraza de forma tierna y cálida, el verano se postra sobre ellos con un nítido rayo de esta mañana de enero, es tarde, muy tarde, ella voltea y me saluda con la mano libre que le queda, un abanico se abre para regalarme un poco de su felicidad. Es tan bella."