Te fuiste sin despedirte y te voy a extrañar. Te fuiste pero volverás pronto y no encuentro como seguir escribiendo pues te imagino en el hotel tratando de acomodar las sabanas y fijándote si las almohadas serán cómodas, tal vez tomes un pequeño baño, prendas la televisión y pases de canal en canal con aquel temblor en tus manos.
Tengo sueño y no estás para contarte pequeñas historias (no recuerdo la que te tenía que contar), escribo a pulso, quisiera que me abrazaras entre tus triángulos ¡Tenías que irte! pero eso iba a pasar tarde o temprano: yo seguiré en esta ciudad un poco más aburrida que de costumbre y con la misma rutina de todos los días pero ahora estaré sola los fines de semana cuando regrese de madrugada a casa.
Trataré de escribirte seguido.
P.D. Mañana serás un adulto, pero no te hagas el valiente si pasa algo ¡corre!
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