miércoles

Suspiro

Escucho la máquina doblar una y otra vez los pliegos, un mecanismo autónomo, sintético. Todo es instantáneo, hipnótico, me imagino en un acto de igual forma como se desdoblan los procesos.

Algo me llama a este lugar y mi mente aprende un nuevo movimiento, pensar en el sexo y relacionarlo, ¿con quién? ¿A quién invitar? Una lista pasa por mi cabeza: imagino cuerpos, cualidades, destrezas, conocimientos, experiencia... no quiero perder mi tiempo. Quedan 5, 6.

Un frío me invade, me abrazo y cierro los ojos. Una vez más aparece la sensación de hambre, colapso en mis entrañas. Cuerpos, sensaciones, aromas, sonidos, pasos, sudor y agua. Imagino un banquete lleno de hazañas y formas por descubrir.

Saciar un vacío dirigido, ese acelerador: tú y yo y los otros, explorar los límites, repetir, cansancio, hartarse. Entonces pasa el deseo por mi boca, muerdo mis labios. Pueden ser 7. ¿Por turnos? ¿Por temporadas? ¿Por fin de semana? Un método con resultados cuantitativos pero sobre todo cualitativos. 

Rebota en la pared, tengo miedo, otra parte sólo quiere salir, no quiero, sí quiero, no, sí, sí, sí. Mis manos en ti, mi boca en ti, mis ojos en tus ojos, piernas y brazos, la piel se confunde, déjame llevarte.

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