martes

Oscilar

En algunas ocasiones es bueno no escribir, como ahorita. En algunas ocasiones en stop completo. A veces ni siquiera entiendo lo que pienso, algunas veces me da miedo. No me gusta que me llamen por teléfono en la madrugada, no me gusta que traten de sobornarme con cariño, amor falso. Algunas veces prefiero quedarme estática frente a la computadora por horas, viendo gente tocar, me gusta, es lo más cercano a tocar en vivo. Me gusta el random improvisado de las listas laterales, un clic, otro, clic, clic y otro, clic entre video y video, que cargue, que sea automático. Prefiero quedarme sentada y ver (escuchar) música, eso me da un poco de felicidad, un poco de estabilidad (me duele la cabeza y aumenta con los días). Quiero dormir, me despierto y me pego en esta pantalla de plástico, todo se mueve, siempre se mueve, no tengo equilibrio, mis manos tiemblan, estoy pendiente de respuestas. No hay nada, me meso en un vaivén de esta silla de piel (de derecha a izquierda y a la inversa). Me intoxico de nuevos ritmos, de efectos, de bajos finos. No dejo de pensar y doy otro clic. Estoy sentada en el mar de los difuntos, de las cosas sin sentido, de lenguaje binario, de todo a medias, no avanza. La tranquilidad del azul pálido y el coral. Miligramos, milímetros, años en días. La libertad de quedarse parada y ser admirada. La felicidad y el deseo. La taticardia, los ojos llenos, tus ojos.



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