viernes

El triste

Para El trio calavera



Y no se tocar guitarra, pero la puedo tocar. Entonces tenía que quitarme el pánico ante un público recuerdo que por eso acepté ir a cantar a los camiones, fue en los últimos meses del 2002 y el 2003 el estreno del Trió Calavera (bautizado por mi entonces suegro jajajaja). Como que agarré valor porque aprendí fácilmente los círculos, las canciones eran demasiado fáciles y gracias a mi frustración con los cancioneros de mi abuelo y las canciones de José Alfredo poco a poco le agarré la maña para tocar de una forma decente (no extraordinaria, porque lo mío lo mío es la batería y nunca podré hacer un solo de guitarra).

Entonces compramos una manita de plástico; siempre me dieron ternura esas manitas que parecen como de mapache (aunque igual podría ser en plástico una grosería de primaria), unas espigas que con el tiempo supe que las meras buenas para mi eran las más delgadas, ropa barata, no celular, agua embotellada, gorros para ellas, yo lo más ligera posible para no caerme mientras en movimiento trataba de hacer cejillas.

Manoseadas, militares y demás uniformes, monedas y billetes grandes, parejas románticas que se abrazaban, besos tiernos con melodías prometedoras, el piso de los camiones sucios, tubos con muchas capas de colores, ventanas que eran más bien puertas, timbres con muchas canciones, lugares desconocidos, paradas llenas de tierra, el mármol y la cantera, tardes de voz falsa y pies cansados, de tomar, de engaño.

Pero crecimos y ya no nos dan dinero, las mujeres nos ven feo o nos dan planfletos de testigos de Jehova.

Tuvimos nuestros éxitos de temporada, pero la más memorable y por la que escribo hoy es por El triste de José José. Ayer subió en la 77A un señor cantando con una pobre guitarra esta canción y recordé lo mucho que me gusta. . . la voy a tocar.


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