Desde los lugares más profundos: una cama vacía, un cuerpo enfermo, un trabajo sin sentido... Todos esos rincones solitarios que te dejan vacío, vacío en los ojos, la mente llena de información, el eco que retumba en tus manos; haz que se vuelva fuego y cómelo hasta atragantarte, llena esos huecos con flores, camínalos hasta desvanecer el rastro. Desobediencia en tiempos nefastos, sin esperanza y los caminos rotos. Siempre estuvo colocado al lado tuyo, en realidad no es como cerrar los ojos y pensar que desaparece; está ahí, fijo y estéril esperando a que le des la vuelta.
El desorden de ideas, no tiene sentido si tratas de unirlas, la entropía se extiende en tu vida y quieres retenerla, pierdes la confianza y ahora tienes que buscar nuevas herramientas, sobrevivir a encajadas de pedazos que se unen, un código, una punta de la prehistoria. ¿Vale la pena? Estás atrapado en un auto, congelándote, preguntándote si debes seguir.
Todos esos lugares son reconocidos. Nunca fue un mejor momento para vivir.
Escritura automática, batería a punto de agotarse.
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