viernes

Que bien sé yo la fonte


Soñé que estaba en un gran jardín con una fuente en medio del patio.  Caminaba descalza entre la piedra; tenía la sensación de descanso, un sueño real y todo en ello fluía como esa agua que podía sentir entre los dedos: fría. 

Pienso en ese poema de San Juan de la Cruz:


"El corriente que de estas dos procede,
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche."



lunes

Diablo

Estaba a mi izquierda, un lado siniestro, alrededor de las seis de la mañana, apenas amanecía. Fijo en mi ojo su color azul pastel, brillante como referencia en un mapa: "pude reaccionar al verlo".

Se ve todo como un sueño, giro que se convirtió en bruma, quise alargar el tiempo para saber qué era: "soy culpable de mi infierno". Avancé un poco más y comencé las sentencias en otra lengua.

Tuve que voltear, sin rostro y con figura triangular, carne quemada que me hizo un gesto, estaba ahí, sólo para mí, sin nadie como testigo, amanece en su espalda. Frío, parpadeo, camino.

Tiemblo. Su visita es un punto álgido en mi vida: ¿es un llamado? ¿quiere hablar conmigo? ¿esto es un sueño? ¿por qué ahora? ¿por qué no antes? ¿qué es lo que quiere? ¿es una alucinación? Si fuera un eco de mi mente no hubiera sentido ese hueco en todo el tronco, sentí que podía irme hacia adentro: "quisiera reír al verlo, ¡cómo estalla al mismo tiempo!".

Mi vida ha cambiado para bien, ahora lo pienso como esa sentencia: "todo bien atrae el mal para ser tentado". No dejaré que me arrastres, no quiero nada de eso, no pienso hacer trampa para conseguir lo que quiero. Tengo en las entrañas lo que necesito para hacerlo, lo conseguiré por mí misma, sin aquello que quiere arrastrarme. No tendrás nada de mí, no te metas conmigo. 

Parar, reiniciar.


domingo

Descanso


Puedes volver al punto de inicio, siempre. Comenzar de nuevo [metanoia], un reset en tu vida. Caminar el mismo sendero, enredar el hilo en tu mano mientras sales del laberinto. El camino se vuelve un lugar por destruir, siempre en el fuego.

No duermo bien desde hace muchos años, recuerdo los primeros rastros del insomnio: era adolescente, me paraba junto a la ventana y estaba ahí por horas, pensaba que así me cansaría. Conformé crecí tome ventaja de ello, trabajaba tocando y podía estar despierta toda la noche sin problema: una criatura. Pero entré a los treinta volví a sentirlo, llega como un reptil entre las sábanas a inquietarme y me abraza hasta exprimir cada momento de lucidez, hoy es una pesadilla que no me deja concentrarme durante el día. Trabajo demasiado, eso dicen, fueron dos años llenos de actividades porque en el fondo quería cansarme, no pensar, no sentir, lo cotidiano envuelto en negación, ¿qué estoy tratando de esconder? Ni yo misma lo sé. 

La alerta fue verlo en medio de la calle, a un lado de MI CAMINO, retándome. Si lo cuento hoy tiene una sensación onírica, finalmente llegué a un punto de encuentro, un lugar del que quiero irme, volver y cruzar por un mejor paisaje [metanoia].


Rito

Bajo centinelas esperar el atardecer tibio verde, amarillo y gris brilla, brilla, brilla en la punta. Caminar en línea encontrar las s...