Primer paisaje
En aquel baño que es de mis padres, se escuchan en off mientras paseo en un pequeño cuadro de plasta negra y azul. En aquel ritual matutino que se convierte ahora en un punto de la noche encuentro el fin de un ciclo, el vértice del camino que se dejó. Ahí estoy de nuevo preguntándome si es un sueño o si es verdad que ya es de noche. En un parpadeo abro la puerta, es un sueño.
Segundo paisaje
Se cruza la puerta y el total abandono se encuentra en una almohada ajena, es él mirándome y se despide de mí con su sombrero: en una reverencia demuestra su respeto, aquel morado que lo viste. Me pregunto si lo estoy alucinando, es un sueño o la realidad. "Un sueño" es repetido constantemente y cierro los ojos para confirmarlo, los cierro fuertemente en un poder de mentirme y creer que todo está bien. No tengo un referente para saber si es mentira.
Tercer paisaje
Y estabas tú en aquel suéter negro a la sombra del atardecer con aquella misma sensación, la tranquilidad de tu compañía, en aquel último piso, en aquellas sillas de playa, con todo y nada entre nosotros, con los colores naranja y la niebla. Aquella vista panorámica, en aquel pasaje de Murakami. No cerrar los ojos, seguir en aquel lugar: el olor a rocío y un pequeño abrazo. Cerrar y abrir los ojos para darme cuenta que estabas ahí, en el mismo lugar a una distancia no muy cercana, eras tú y apareciste sonriente. Abrir y cerrar los ojos para pensar que era un sueño, la realidad de otro lugar, todo menos una alucinación.